Para el que gusta de ver la nieve, el mejor día del invierno es cuando finalmente esta llega, principalmente si vives en el sur y sabes que en cuanto termine de caer, lo más probable es que comience a derretirse, y en un par de días todo estará como antes. El cambio sin embargo, puede ser drástico en el paisaje en tan solo unas cuantas horas.
Los inviernos en el sur son generalmente de lluvia y mucho aire. Este ha sido uno de esos típicos inviernos en los que al amanecer y tener que salir en esas condiciones a comenzar el día hace que desees estar un poco más al norte, aunque no haya tanta luz solar. Los tres anteriores sin embargo, fueron inviernos atípicos, estilo los del norte de Suecia, con temperaturas de -15, -20 y una capa inmensa de nieve que se mantuvo casi todo el tiempo.
Increible pero cierto, es preferible la nieve y las temperaturas bajas, en mi opinión. No solo por lo lindo del blanco por doquier, sino por lo cómodo de poder caminar sin mojarte o sin un viento te "cale los huesos". La verdad, fue una gran suerte que el invierno anterior, en el cual conocí Suecia por primera vez, haya sido uno de esos al estilo nordeño, pues de lo contrario creo que en serio hubiera pensado que había venido a vivir en el fin del mundo.
El domingo pasado, único día en este invierno en el que realmente ha nevado. Tristemente ya no queda ni rastros |
Los inviernos en el sur son generalmente de lluvia y mucho aire. Este ha sido uno de esos típicos inviernos en los que al amanecer y tener que salir en esas condiciones a comenzar el día hace que desees estar un poco más al norte, aunque no haya tanta luz solar. Los tres anteriores sin embargo, fueron inviernos atípicos, estilo los del norte de Suecia, con temperaturas de -15, -20 y una capa inmensa de nieve que se mantuvo casi todo el tiempo.
Increible pero cierto, es preferible la nieve y las temperaturas bajas, en mi opinión. No solo por lo lindo del blanco por doquier, sino por lo cómodo de poder caminar sin mojarte o sin un viento te "cale los huesos". La verdad, fue una gran suerte que el invierno anterior, en el cual conocí Suecia por primera vez, haya sido uno de esos al estilo nordeño, pues de lo contrario creo que en serio hubiera pensado que había venido a vivir en el fin del mundo.